lunes, 29 de agosto de 2011

UNA CONMEMORACIÓN ACOMPAÑADA CON UN CUMPLEAÑOS

El viernes pasado se conmemoró, en nuestra escuela, el fallecimiento del General don José de San Martín con un sentido homenaje, se dio inicio el acto con las palabras alusivas a cargo de la profesora Karina Impelicieri. Luego el acto tuvo otro recordatario: Los 23 años de la escuela. El discurso estuvo a cargo del profesor Ricardo Moreno, quien nos tiene acostumabrados con su don de la palabra regalarnos recuerdos exquisitos de nuestra institución.
Acá las palabras que nos regaló Ricardo



DISCURSO 26/08/11
 La escuela cumple 23 años y cumplir años es abrir una puerta y crear otro mundo. Cumplimos años todos los que queremos la escuela, desde aquel lejano momento en que frente a las vías, casi rozando el andén y con el traqueteo del tren como una foto en las ventanas, guardamos nuestro pasado nómade. Hoy cumplimos años todos: los que vinieron hace un rato y los que hicieron la mudanza. Los que vieron crecer la biblioteca, los que visitan el blog desde otras geografías, los que tuvieron su entrega de diplomas en el viejo patio de la vieja escuela y los que viajaron a Entre Ríos o Misiones en aquellas excursiones memorables. Cumplen años aquella sacrificada comisión cooperadora que compró esta propiedad y los que cantaban numeritos del bingo para recaudar fondos. Cumplen años también los Profes que ya piensan en la jornada musical de octubre, los que organizaron la del 2005 y los pibes que escribieron la primera revista. Cumplen años los que toman mate en preceptoría y los que nos acostumbramos a ver este patio como si hubiéramos crecido acá. Los que pintaron el portón gigante y los que sacrifican el apetito con una factura en portería. Los que a las 8 de la mañana se dan un beso frío y los que bajo el agua hicieron pogo en noviembre pasado.
Si la memoria se pone espesa no sabemos al final qué edad tiene la escuela, porque parece que siempre estuvo. La escuela estuvo aquel 9 de Julio cuando cayó nieve y el viernes pasado que se hizo de noche al mediodía. Cuando Maradona insultó a los italianos y 4 años más tarde cuando le cortaron las piernas y lloraban los pibes de primer año del turno tarde. La escuela ya estaba cuando llovía sangre en Moreno y mucho después cuando vino CQC. Cuando vinieron los Guns and Roses a la Argentina y unas viejas y Chiche Gelblung se escandalizaron, la escuela ya estaba. Cuando Tinelli era un goma y lo veían 20 personas, la escuela ya estaba. Estábamos en la escuela cuando en diciembre de 2001 le pegaron a la Madres en la plaza y al otro día estábamos en la plaza con la gente de la escuela. El Chavo y el Chapulín ya existían y Olmedo se hizo eterno justo cuando la escuela estaba naciendo. Estábamos en la escuela cuando los pibes hicieron la marcha por el gas y cuando la sala de los profesores cambió de lugar. Cuando desaparecieron los talleres, el polimodal y el nivel medio, estaba la escuela. Estábamos en la escuela hace poco cuando uno enloqueció y se trepó en las rejas y hace mucho más cuando un tal José Luis colgó del mástil el libro de aula de 5to 2da.
Estábamos en la escuela cuando empezaron las leyendas, que tienen rigor científico porque al final parece mentira que a esta escuela le hayan dicho “el marianito”, que hubiera un profesor que hablara con marcianos, que otro haya sido tapa de un diario un 11 de septiembre, que una profesora sea actriz de cine o que los alumnos, antes, venían los sábados a arreglar la escuela y después se quedaban al taller de teatro.
Cuentan por ahí que hubo un curso que se fue de viaje de egresados gracias al peor alumno que corajeó unas respuestas en el programa de Silvio Soldán. También dicen que hubo un vecino que se hizo pasar por director de la escuela y otros dos locos que hicieran una obra de teatro en el techo de la preceptoría. Dicen que hay varias hijitas que se llaman Florencia como un tibio homenaje. Hoy pasaron 23 años del inicio de este proyecto colectivo, pasaron justo hoy de aquella mañana fría en que la escuela tuvo nombre. Y de ahí en más, la nombramos con un sonido dulce y abreviado que dice La Molina… Nombrarla es traer al genio maldito que provoca otro bing bang y la hace volver a nacer. Nombrar la escuela es que Uds. Le digan a sus hermanos: “Vos tenés que ir a La Molina” y la nombramos cuando sabemos que tenemos un amigo que conocimos acá, en la molina. La nombramos cuando nos pesa el guardapolvo pero lo llevamos con el orgullo de la historia. La nombramos como se nombra al amor que aprende a nadar mientras crece la ola.
La Molina hoy es un mundo en movimiento, un espejo retrovisor que tiene menos espacio que el horizonte por venir. Hoy este proyecto colectivo habla otros lenguajes y ya casi no nos permitimos la nostalgia de pensar que antes la escuela estaba más linda. Mucho más linda. Ahora es un cielo repartido, cientos de pájaros desnudos, las hojas que se asoman desde la medianera del vecino, esa escalera que sube a ningún lado y un paraíso por ganar. Me gusta pensar que todos nos merecemos una escuela mejor después de tantas horas robadas a otros corazones.
Cuando vemos las aulas…lo que hay…lo que hubo… además de advertir el paso de los años. Los que queremos una escuela mejor, nos pensamos merecedores (si cabe esta palabra) de mejores puertas, pisos e instalaciones. Y entonces soñamos que es posible mejorar este decaimiento. Pensamos en más aulas, un playón remodelado, más revistas. Ojalá que las nuevas generaciones de alumnos y docentes valoren y quieran este lugar que abriga tantas ilusiones y no tiene límites a la hora del sueño. Este lugar que después será melancolía en la adultez de lo cotidiano.
La Molina cumple años en el mismo día que nació Cortázar, que también se llamaba Florencio. La historia que hizo un guiño: ese día el planeta dio una pirueta, Dios con un chasquido de dedos los unió en su azar angelical. Cortázar decía que las palabras le pusieron color y ternura a los muros de su siesta. Ahora, yo, les dejo estas palabras huidizas que me quitaron mi siesta de jueves y me trajeron los colores de tantos buzos de egresados y el lejanísimo silbido de un tren demorado.



1 comentario:

  1. QUE BUEN DISCURSO!!! la vedad que Moreno es un genio y me encanta como expresa lo que siente;hasta cuando habla conmigo me siento mejor :D
    E.G.M.

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