lunes, 19 de diciembre de 2011

Egresados 2011

Días atrás se realizó el acto académico de nuestra escuela, en el Rotary Norte de Moreno. El acto fue conducido por los profesores María Mazzoni y Carlos Heinrich, junto a los profesores de la Asociación Amigos de la Escuela.
Como nos tiene acostumbrados, el Prof. Ulises Romero, nos regaló unas hermosas palabras alusivas, que ni bien me las envíe, las voy a postear, vale la pena, se los aseguro. El coro de la escuela también tuvo su protagonismo y nos deleitó con sus canciones populares. Les dejo una presentación con imágenes del acto y las palabras alusivas del profesor Ulises Romero:
DESPEDIDA 2011
Me pidieron que escriba unas palabras de despedida para este acto, para este acto de egresados, en el que hoy se “va”, entre comillas, en traje o con vestido de gala, (o con jean y remera, ¿cuál hay?) la promoción número 20 de la Escuela Molina Campos.
No se asusten: no voy a hacer un discurso florido con palabras lacrimógenas. (Cuando yo era joven se acostumbraba poner una canción de Diego Torres para que todos lloren.) Tampoco voy a hablar de Silvio Astier ni voy a dar la clave para entender el final de Cien Años de Soledad. Pero para enfrentarme a esta multitud que me mira (¿me miran?) voy a hacer como los poetas, que se disfrazan de multitudes, y pueden ser otros siendo verdaderos nadies, para estar un poco más cerca de todos, para serle a la zurda más que diestro. Así que los voy a saludar, los quiero saludar, hoy, a todos. Uno por Uno. Con besos. Permiso. Mejor los besos después, a la salida, con el numerito del ticket de la foto van haciendo fila que les doy beso a todos.
Es que hoy es uno de esos días en que me dan ganas de querer a todos, de quererlos a la fuerza, de plancharles el pañuelo que se les asoma en el traje o de acomodarle un cachito las trenzas que se desbordan en la espalda, o de martillar un taco aguja salido, o de terminar de cincelar las uñas francesas esculpidas…
Por eso quiero saludarlos a todos: al que llora, al que pasa, al que se esconde atrás del compañero, al que ni me conoce pero me saluda puntual en el patio, y también al que se cruza de vereda para no saludar (hoy es el momento: después yo también me cruzo de vereda, para estar iguales), a la que tiene voz de locutora, al que siempre está esperando que haga algo gracioso, al que no entiende por qué siempre entro al aula cuando está Ricardo, a la que siempre hace el gesto de OK, a la que leyó una sola fotocopia en todo el año pero le gustó, al que le daba vergüenza actuar pero le ponía onda, al que en este momento está pensando “¿y este pelado qué se cree?”, a la que valientemente increpó conmigo, junto con Florencia y Aleida a upa, a un chofer de colectivo que no quería devolverle la tarjeta a una compañera, al que está esperando que lo nombre, al que está súper seguro de la carrera a la que se va anotar pasado mañana pero todavía debe lengua de 1ero polimodal, a la que no se identifica, al que no puede dormir, al que no habla: quiero darle beso. Hoy. Me urge. Soy así. Quizá porque vengo de otro siglo. O quizá porque yo también fui un egresado de traje con uñas esculpidas.
Y quiero, para terminar, al borde de este escenario, ahora que tengo lleno de pecho el corazón, ayudarle a reír al que sonríe, para que todos, todos, todos y todas… salgan bien en la foto.

Gracias.
(Gracias César, gracias Alejandro, gracias Silvio, gracias Liliana, Sergio, Carlos, Matías, ...................)

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