viernes, 18 de junio de 2010

MANUEL BELGRANO • EL QUE SUFRIÓ DESPLANTES DE MEDIOCRES • LA HISTORIA QUE NO QUISIERON CONTAR

• La historia lo recuerda en las batallas, como el creador de la bandera y como prócer de Mayo.
En vida, debió batallar con los vende- patrias, obedecerlos, desobedecerlos y sufrirlos. Esta es una parte del legado de Manuel José Joaquín del Sagrado Corazón de Jesús Belgrano, uno de los pocos varones preclaros de la Argentina naciente.

Fue un ser noble Belgrano. Al morir el 20 de junio de 1820, esa fecha pasó al calendario nacional como el “Día de la Bandera”. D esalentado por los problemas internos, creados por quienes hoy son venerados como “grandes patriotas” por un sector de la sociedad y sus historiadores, el abogado, periodista y general Manuel Belgrano salió del plano físico y pasó al inmortal.
Había nacido un 3 de junio de 1770. Apenas cincuenta años le bastaron para mostrar su ímpetu libertador.

Escribió como periodista, estudió abogacía en España, fundó museos, escuelas y bibliotecas. Creó la escarapela y la bandera. Participó de la Revolución de Mayo y luchó por la enmancipación al mando de sus ejércitos. Ganó y perdió en las batallas, Mientras hacía todo esto sufría los embates de los mediocres, como Bernardino Riva davia.

Datos ocultados • Datos revelados
Belgrano izó, por primera vez, la insignia celeste y blanca, con los colores de la casa Borbona, que ya había elegido para la escarapela, esos colores del cielo. Fue en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe de la Veracruz), a orillas de un río que luego sería llamado Juramento, en conmemoración a ese hecho acontecido el 27 de febrero de 1812.

Enterado de este acto, el Triunvirato de Buenos Aires, lo obligó –mediante escrito firmado por Rivadavia- a “abjurar de esa bandera y hacerla desaparecer”. Don Manuel, ese varón de la independencia, fue reprendido por las autoridades porteñas que le habían ordenado deshacerse de su creación y "volver a enarbolar la roja y gualda (amarilla) de la corona española”.

Pero Belgrano, enfurecido, insistió pocos meses más tarde. Rumbo al Alto Perú decidió festejar el segundo aniversario de la proclama de Mayo y reemplazó el estandarte real por la celeste y blanca, paseándola por todas las ciudades. En tal ocasión dijo al pueblo “ Vosotros sois testigos de la bandera nacional que está en mis manos y nos distingue de las demás naciones”

Esta vez Rivadavia atacó: “Tamaño desorden debe ser reparado por Ud. mismo. Y debemos prevenirle que esta será la última vez que Ud. sacrifica los respetos de su autoridad y los intereses de la Nación”. Estas palabras demuestran que siempre hubo representantes del extranjero que hablaron en nombre de la patria. Y es que en Buenos Aires, no querían desagradar a España y, mucho menos, a la Gran Bretaña.

Belgrano salió al cruce. El 18 de junio de 1812 escribió: “ Despreocúpese Ud. Desharé mi bandera, para que no haya memoria de ella y la reservaré para el día de la gran victoria. Y –como aún está bien lejos- todos la habrán olvidado”

Recién tres años más tarde en 1815 la bandera belgraniana fue izada en la Fortaleza de Buenos Aires. En 1816 se la adoptó como símbolo patrio y se resolvió que los colores oficiales fuesen “azul-celeste y blanco”.

En 1939 el Congreso de la Nación Argentina sancionó la ley que declaró al 20 de junio, día de la desaparición física de Belgrano, como el Día de la Bandera.

Manuel Belgrano fue un ser capaz, inteligente, que estudió metafísica, agricultura, finanzas, comercio, que hablaba idiomas y tenía una visión integradora.

Provenía de una rica familia de comerciantes –padre genovés y madre argentina de alta alcurnia, nacida en Santiago del Estero, matrimonio que tuvo doce hijos- cuya casa solariega estaba frente a lo que hoy es el Convento de Santo Domingo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fue educado en el hoy Colegio Nacional de Buenos Aires. Devoto de la Virgen del Rosario.
En Europa entró en contacto con las nuevas ideas liberales de la época. Fue cuñado de Calderón de la Barca –el que escribió La Vida es Sueño- y amigo del rey “pogre” Carlos III, de España.

Se llamaba Manuel, murió en la pobreza.-


© Alicia Vicchio 2010
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